Cuando queremos resaltar la blancura de un objeto, utilizamos esta expresión, blanco como la nieve; es decir blanco blanquísimo, blanco purísimo. Porque la nieve es blanca blanquísima, y esta blancura es el resultado del “reflejo” de la luz del sol. Intentemos explicarlo con un sencillo experimento:
Un cubito de hielo es traslúcido, es casi transparente, pero no es blanco, sin embargo la nieve, teniendo la misma composición química que el cubito de hielo (H2O) es blanca. Coge ese cubito y quebrántalo, tritúralo, rómpelo en pedacitos cada vez más pequeño (manteniendo su temperatura bajo cero) y entonces empezarás a verlo cada vez más blanco, parecido a la nieve.
Y es que la nieve esta formada por un montón de pequeñísimos "cubitos" de hielo (mejor dicho asombrosos cristalitos) separados entre si. Cuando la luz penetra en una capa de nieve, atraviesa los cristales de la superficie, cambiando ligeramente su dirección y rebotando ésta en otros cristales, que a su vez la desvían hacia otros, y así sucesivamente, formando una inmensa red de refracción.
Isaías tambien utilizó esta expresión, blanco como la nieve, y lo hizo, para destacar el increible resultado que experimenta el corazón del hombre pecador cuando este deja que Dios actúe en él. Dice Isaías en el capítulo uno, verso diecinueve:
"Venid, pues, dice el Señor; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, llegarán a ser blancos como la nieve”.
Corazones manchados por el pecado, sucios, llenos de inmundicia, avaricia e hipocresía. Tal condición solo merecía el juicio inminente de parte de Dios. Sin embargo el mensaje de Isaías no es solo de denuncia y juicio, hay esperanza. Si hay arrepentimiento habrá perdón de pecados. Y de esto nos habla el verso dieciseis.
"Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;"
Este verso habla de la necesidad primera del arrepentimiento, reconociendo nuestros pecados, nuestra indigencia y condenación delante de Dios. Solo cuando nos vemos como Dios nos ve, dejamos de engañarnos a nosotros mismos, preparando nuestro corazón para un encuentro con Dios.
"Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;"
Este verso habla de la necesidad primera del arrepentimiento, reconociendo nuestros pecados, nuestra indigencia y condenación delante de Dios. Solo cuando nos vemos como Dios nos ve, dejamos de engañarnos a nosotros mismos, preparando nuestro corazón para un encuentro con Dios.
El primer verbo: LAVAOS, habla de un lavamiento externo, que simbolizaba el deseo del arrepentido de deshacerse del pecado, de dejar de hacer lo malo. Pero no solo era un deseo, iba acompañado de la acción. Obras dignas de arrepentimiento; que diría Juan el Bautista. Porque el arrepentimiento es más que un simple sentimiento o confesión:
El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Pro 28:13)
El segundo verbo que aparece en el versículo (limpiaos) tiene un significado más profundo; nos habla de la actitud del corazón para recibir la Gracia de Dios. LIMPIAOS, (zaká) viene de una raíz que significa: ser traslúcido, transparente, figuradamente, ser inocente como un niño, es decir sencillo, sin doblez, crédulo, sincero.
El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Pro 28:13)
El segundo verbo que aparece en el versículo (limpiaos) tiene un significado más profundo; nos habla de la actitud del corazón para recibir la Gracia de Dios. LIMPIAOS, (zaká) viene de una raíz que significa: ser traslúcido, transparente, figuradamente, ser inocente como un niño, es decir sencillo, sin doblez, crédulo, sincero.
Ser traslucidos; es decir, dejar pasar la Luz a nuestro interior... como el hielo, como la nieve, dejar que la LUZ DE DIOS penetre en nuestros corazones, rebote, quebrante, alumbre, se expanda y transforme el corazón y la vida.
"Venid, pues, dice el Señor; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, llegarán a ser blancos como la nieve”.
"Venid, pues, dice el Señor; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, llegarán a ser blancos como la nieve”.
Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mat 18:2-3
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida. Juan 8:12
Aquella Luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo... a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Juan 1:9-12
A Wretch